El envase no sólo contribuye a la higiene de los alimentos sino que en algunos casos, prolonga considerablemente su vida útil. La evolución futura apunta a envases capaces de comunicar información esencial del alimento que contienen.
La gran mayoría de productos de alimentación se presentan en envases de plástico, un material que también está presente en otros tipos de envase: gracias a recubrimientos plásticos, las latas se mantienen herméticas y la comida no tiene sabor metálico, las botellas de cristal tienen más resistencia al impacto, y pueden soldarse los dos extremos de los sobres de azúcar, lo que evita que entre la humedad. Son tres ejemplos de los muchos que podrían mencionarse.